EL UNIVERSO EN EL ARTE DE LA PALABRA

La Biblioteca es para Borges un universo donde concurren las diferentes prolongaciones de la existencia a través de catálogos, en el que además se ha reproducido una y otra vez su vida como aquel libro que tanto ha buscado con esmero, y que aún sigue estando mucho más distante de su trasegar por la vida, tal vez en busca de su anhelado propósito es como ha visto pasar sus años sin ni siquiera alcanzar a tocar una hoja de ese libro, pero por lo menos ha viajado en su juventud; ha peregrinado en busca de ese libro, acaso del catálogo de catálogos como se señala en el cuento la Biblioteca de Babel.

Pese a que su búsqueda en muchos años no ha sido del todo fructífera por lo menos ha encontrado refugio en la sucesión de otras lecturas halladas en la Biblioteca, con las cuales ha intentado responderse de una forma racional los interrogantes universales y desde luego ha querido explicarse el por qué de las cosas que acontecen en nuestro mundo y que a veces nos parecen tan complejas y cuando lo logramos es que llegamos a tener un campo perceptivo mucho más amplio y control sobre ese universo.

Sin embargo, poco o nada somos en ese universo porque su amplitud es la suma de muchas variaciones que se combinan y se renuevan de manera infinita desde los veintitantos símbolos ortográficos -de ahí que se considere que la Biblioteca es total- lo cual hace que recurramos al ejercicio metafísico para ahondar en su estructura, aquella misma que guarda de una forma muy cuidadosa el conocimiento sobre la humanidad, pero que no nos da a conocer el destino de los hombres sobre la faz de la tierra.

Por el contrario, esta si se encarga de mostrarnos la condición humana en todas sus diversas facetas existencialistas aunque, de manera cíclica e ilimitada porque el juego que establece Borges es un juego de nunca acabar y siempre perdurar, en donde todos encuentran un lugar para implantar su pensamiento, así para unos la verdad está contenida desde el siguiente axioma: “la Biblioteca existe ab eterno”, lo que quiere decir que la verdad nunca perderá vigencia porque se ha de mantener al lado de la eternidad futura del mundo, lo que indica además que desde este axioma el margen de duda no existe.

Otros formularon la teoría general de la biblioteca con la que lograron solucionar satisfactoriamente el problema sobre la naturaleza informe y caótica de casi todos los libros, es decir que con ello pretenden establecer un orden secuencial, con el fin de agilizar la búsqueda que se requiera en un momento dado, porque en otros tiempos “su padre vio en un circuito quince noventa y cuatro, cómo aparecían perversamente repetidas las letras MCV desde el primer renglón hasta el último”.

Lo anterior fue posible gracias a que algún bibliotecario se le ocurrió detenerse a observar los libros donde encontró muchas similitudes, lo que lo llevó a establecer que éstos constan de elementos iguales: el espacio, el punto, la coma, las veintidós letras del alfabeto. Además alegó un hecho que todos los viajeros han confirmado: No hay, en la vasta Biblioteca dos libros idénticos.

Otro de los libros más consultados navegaba por un laberinto de letras, que para unos bibliotecarios es muestra de rechazo, lo que los lleva a equiparar el sentido de los libros con el sentido de los sueños, porque consideran que no son contundentes apelar a las prácticas de las ciencias ocultas entre ellas la quiromancia para intentar resolver ciertas inquietudes desde el velo de lo místico.

Pese a que son múltiples las posibilidades que se tienen para encontrar la luz del conocimiento no se puede de ninguna manera subestimar la trascendencia que pueden tener algunos textos donde se haya sumergida la verdad que para unos puede ser aceptada y para otros no, porque sus prejuicios no los deja acercarse a ellos. Aún así las diferentes lecturas sobre los textos se reproducen de tal manera a partir del siguiente fragmento del cuento:

“Toda la historia minuciosa del porvenir, las autobiografías de los arcángeles, el catálogo fiel de la Biblioteca, miles y miles de catálogos falsos, la demostración de la falacia de esos catálogos, la demostración de la falacia del catálogo verdadero, el evangelio gnóstico de Basílides, el comentario de ese evangelio, el comentario del comentario de ese evangelio, la relación verídica de su muerte, la versión de cada libro a todas las lenguas, las interpolaciones de cada libro en todos los libros, el tratado que Beda pudo escribir sobre la mitología de los sajones, los libros perdidos de Tácito”.

Como vemos son muchos los libros que tienen temáticas diferentes y que son abordadas de acuerdo con nuestros gustos e intereses que aunque proporcionan un saber no nos brindan una felicidad completa, cosa que si pasó en otros tiempos cuando se proclamó que “la biblioteca abarcaba todos los libros, la primera impresión fue de extravagante felicidad. Todos los hombres se sintieron señores de un tesoro intacto y secreto”, aunque como los tiempos han cambiado pero aún así, los hombres de la ilustración siguen encontrando un profundo amor por el conocimiento.

Lo cierto es que con ello se corre el riesgo de que encuentren en los libros lo que no quieren que les diga ocasionando por ende el suicidio como el de otros tiempos, que no resistían el cuestionamiento al que los llevaba la lectura, por eso terminaban estrangulándose –como se indica en el cuento- en las escaleras divinas no sin antes de arrojar los libros engañosos al fondo de los túneles –así terminaron perdiéndose muchísimos libros- y otros enloquecían, porque lo que les decía los libros era más fuerte, de ahí que no los resistían.

Lo anterior llevó a que algunos de los buscadores se dejaran llevar por una desaforada esperanza de encontrar esos libros preciosos, que parecían inaccesibles, pero que al no encontrarlos se apoderaba de ellos una depresión excesiva, que los llevó incluso a eliminar las obras inútiles y a maldecir desde el fondo del alma el valor de la Biblioteca y ante ello, toda reducción de origen humano resultaba finitesimal. Unos más reacios se mostraron en contradicción con los que llegaron a considerar que cada ejemplar es único e irremplazable.

Como producto de su fanatismo la Biblioteca fue tomada por ellos de manera simbólica, porque para ellos no habían libros más importantes como los de formato menor, por eso pretendían a toda costa conquistar los libros del hexágono carmesí desconociendo así la trascendencia de otros textos naturales, omnipotentes, ilustrados y mágicos, ello ocasionó la revalorización del universo, por lo tanto el para qué habían nacido no tenía para ellos ninguna importancia.

Finalmente, aunque algunos tengan una visión errónea de lo que es la Biblioteca y otros reafirmen su importancia en los siglos venideros -en la que siempre estará iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de volúmenes preciosos, inútil, incorruptible, secreta- será siempre ese gran universo donde se han de encontrar las bases para poder transformarlo y así renovar el orden existente y las estructuras que las componen para que así de una vez por todas no tenga cabida el caos en este mundo, porque es indispensable hallarnos dentro de ese cosmo que nos redime.

Por: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez
Licenciado en Lengua Castellana
Universidad del Tolima







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