Todo acto de creación
es el resultado de una iluminación, que nos lleva por los caminos de la
ensoñación y desde allí avizoramos en el destino los sueños, alucinaciones,
visiones, anhelos para construir poco a poco nuestra vida como un texto
infinito.
En ese sentido Claude
Lévi – Strauss confiesa que “todo está escrito en el destino, ya que nada es
producto del azar ni del infortunio”, así que lo que nos propongamos deberá
estar ceñido a un compromiso eterno desligado de modelos escriturales que el
régimen impone para agigantar la fuerza de los centros de poder.
Sin embargo, se ama lo
que con tanto esfuerzo se construye desde la oscuridad y el dolor, desde la luz
y la razón porque representan para muchos la mayor fuerza en esta existencia.
Tal vez por ello los libros suelen vencer los grilletes y las vendas que aún
hoy muchos lectores en este mundo los atormenta.
Por tal razón, se hace
necesario no ser ajeno a ese amor que busca la libertad por encima de la
mediocridad, ni dejar de amar los libros como nos han amado porque los libros
según Walter Benjamín "se han amado desde siempre con un amor
desgraciado”, que aunque liberan de la esclavitud se desechan, debido a que
caen en el olvido inmisericorde al que los someten aquellos invidentes de la
burguesía.
Finalmente, Onetti
asegura que: “serán procesados quienes intenten encontrar una finalidad a este
relato, serán desterrados quienes intenten sacar del mismo una enseñanza moral;
serán fusilados quienes intenten descubrir en él una intriga novelesca”
Por: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez
Licenciado en Lengua Castellana
Universidad del Tolima
Licenciado en Lengua Castellana
Universidad del Tolima
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