LABERINTOS EXISTENCIALES



Poco o nada somos todos nosotros en el universo de la condición humana, porque aún quedan cabos sueltos sin comprender, los cuales son todo un misterio o un enigma. Para muchos de nosotros la existencia se sigue haciendo inexplicable, por eso algunos recurren a prácticas ocultísticas para hallar tan sólo una respuesta de los múltiples interrogantes que aún se tienen, otros por el contrario, acuden a las regresiones para intentar subsanar uno de los capítulos más difíciles de sus vidas.


En cambio, otros pretenden adelantarse al futuro con la ayuda de un clarividente con tal de encontrar esperanza en medio de tanta preocupación porque saben que su devenir es incierto, prácticas todas éstas que en el fondo representan un abismo hacia el vacío de los seres humanos porque ante la ausencia de valores la humanidad tiene que enfrentarse con una crisis completamente aterradora.


En ese sentido, son muchos los que agobiados por el dolor se encierran en sus propias almas sin que nadie pueda conocer su esencia, ese es el riesgo que debe asumir todo aquel que no se encuentra habitando este mundo.


Por eso algunos aseguran que “el laberinto simboliza, la forma en que la mente puede confundirse fácilmente y desviarse de su camino en sus intentos por encontrar el camino de regreso a la fuente de su propio ser.” Sin embargo son muy pocos los que con gallardía consiguen vencerse a sí mismos para salir de las profundidades de la oscuridad donde el laberinto se convierte en su máxima cárcel.


Y aunque suene paradójico este acontecimiento fundacional del hombre es como afirman algunos “el laberinto el que ejerce una fascinación universal” así como lo han logrado el mito del minotauro, la serie de obras artísticas propias de la muestra de arte denominada “El hilo de Ariadna” del pintor Armando Martínez Berrío, y la sucesión inacabable en la que se convierte el libro que nos propone el escritor Jorge Luis Borges en su cuento la “La Biblioteca de Babel” donde el juego que persiste, es un juego de nunca acabar y siempre perdurar.


En conclusión, no podemos dejarnos llevar por las variaciones interminables de nuestras existencias que confunden y atormentan, porque aunque nosotros nos renovemos en el trasegar de la vida, debemos encontrarnos en el camino para nunca perder nuestro destino.


Por: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez
Licenciado en Lengua Castellana
Universidad del Tolima



No hay comentarios: