MAS ALLA DE LA FANTASIA


“Quienes pretendan saber más se equivocan
porque gran parte de lo que existe
se puede conocer con solo imaginar,
basta con creer para poder crear
la fascinación en el mundo real
o para poder construir
la realidad en la fascinación
desde la que se puede soñar”



La fantasía desde tiempos inmemorables ha sido vital para conocer otras ópticas creativas, que desde otros universos han llegado desde lo más profundo para quedarse en el fondo de nuestro corazón.

Por tal razón, nuestras almas han sabido reconocerle su valor con la grandeza de nuestro amor, porque sabemos que ella a lo largo de la historia ha permitido llegar a la invención de nuevos objetos, de inventos, de teorías, y de textos artísticos que parecen traídos de otros mundos.

Por eso Gianni Rodari nos aclara: “que nadie puede prescindir de la fantasía, ni el científico ni el historiador” ya que esta ha jugado un papel trascendental en la humanidad, porque con ella se ha construido nuestro mundo y el desarrollo de nuestro universo.

De cuerdo con lo anterior, Víctor Montoya sugiere que ésta, “cumple una función imprescindible en nuestra vida no sólo porque sirve de válvula de escape a la realidad existencial, sino también porque es la fuerza impulsora que permite rectificar la realidad insatisfactoria y realizar los deseos inconclusos por medio de los ensueños”.

Sin embargo, la fantasía nos permite ir más allá para atravesar la selva inhóspita, para así poder llegar a donde nadie ha podido llegar y eso se debe a que constituye como lo señala Víctor Montoya “uno de los procesos cognoscitivos superiores que nos diferencia de la actividad instintiva de los animales irracionales”, de ahí que podamos planificar de forma anticipada nuestros actos creativos siempre y cuando contemos con esa facultad.

En vista de eso, debemos aclarar que esta debe ser cultivada, tratada, abonada como si fuera una flor, pues de su belleza y de su consistencia así mismo serán los resultados en cualquier acto que llevemos a cabo, porque es ella la que permite reformar y transformar nuestra propia realidad y sin ella sería difícil caminar porque no tendríamos definido un rumbo para tener a donde llegar.

En ese sentido, será posible inventar el mundo y para ello es menester contar no solo con la creatividad e imaginación sino también con la ensoñación, ya que esta permite liberar la fantasía aún más allá para poder despertar, así como lo hace el pedagogo que amante de su profesión logra transformar la humanidad aún cuando se crece en condiciones adversas y se lucha por romper las barreras sociales como le ocurrió a Gianni Rodari que pese a la adversidad en la que creció consiguió: “despertar en los niños las mil maneras de inventarse el mundo, de cambiar lo que no está bien. (Beatriz Helena Robledo).

Frente a esto, tenemos que la literatura infantil constituye una manera de lograrlo, aún cuando existan otras, considero que es ella la que más se acerca a esa invención del mundo porque se modeliza de forma secundaria al lenguaje, se crean mundos posibles, se juega con el lenguaje y se renueva la naturalidad expresiva de la condición humana para revelársenos ante nuestra alma, de eso da cuenta Graciela Montes cuando afirma que: “la literatura infantil, es un campo aparentemente inocente y marginal donde, sin embargo, se liberan algunos de los combates más duros y más reveladores de nuestra cultura”.

De otro lado tenemos que las grandes obras literarias son el resultado de magníficas historias, que una vez conocidas dejan huellas importantes sobre nuestra humanidad y una de esas historias que ha logrado traspasar las fronteras y vencer el curso del tiempo es sin duda la que escribió la escritora colombiana Gloria Cecilia Díaz en su Libro “El sol de los Venados”.

En esta obra es innegable la presencia de la fantasía y para empezar el paratexto ya constituye la apretura hacia su cielo infinito que no nos cansamos de mirar y aunque nuestros ojos puedan llegar a sentir el cansancio no lo dejaremos de hacer por nada en el mundo.

Otro aspecto fantasioso a considerar hace alusión a las brujas ya que en la obra los niños se sintieron atraídos por la presencia de esta a tal punto que muchos niños quisieron verla, ante esto la abuela afirmaba: “que no hay que creer en brujas, pero ¡que las hay, las hay!. Dicho personaje es para Graciela Montes un elemento que sobrevivió a pesar de todo porque se refugiaron en las clases populares, de donde habían salido, y en las ediciones de mala calidad y sin pie de imprenta que se vendían por pocos centavos en los mercados”. Pág. 15.

Además, algo que llama bastante la atención, es que cuando el abuelo está en casa ninguno de los niños sale a jugar a la calle por la noche, porque para ellos es más lindo oír todas esas historias que el abuelo guarda en su corazón, Pág. 20. Así nos damos cuenta que la tradición oral está bien representada por este abuelo, porque para narrar las historias debe acudir a otros elementos que están por fuera de la historia, hecho que ha permitido que los niños se dejen seducir con la fantasía de la que se baña el abuelo para poder cautivar aquellos corazones que buscando gotas de emoción terminan sumergidos en un bello paraíso.

Otro de los personajes que se roba toda nuestra atención es Ismael, un niño que seducido por la lectura termina conociendo mucho más lo que significa la vida, por eso llega a decir en alguna ocasión que el miedo puede llegar a tomar la forma de un objeto. Ante esta consideración, Víctor Montoya asegura que: “el argumento y los personajes de una obra literaria no siempre corresponden a la realidad, sino a la fantasía de su creador, quien, a diferencia de lo que sucede en la vida concreta”.

Por otro lado, algunas expresiones son producto de una fantasía propia del estilo de la autora. Una de ella es: “Ya íbamos a dar media vuelta cuando unas manos de hierro nos agarraron. Era la ciega” Pág. 24. En ese sentido, Gianni Rodari asegura que. “La fantasía es un instrumento para conocer la realidad”.

Por lo tanto, en el caso de la amiga de Ismael, la poesía que ella le leyó a su amigo, éste no la entendió bajo ninguna interpretación, pero por lo menos logró despertar algo en él como lo fue: “sentí una emoción por dentro y mi calle se volvió más ancha, y el cielo más despejado”. Pág. 53, hecho que nos lleva a considerar que la fantasía hace vislumbrar un conocimiento sobre las cosas aún cuando no tengamos idea sobre algo.

En ese mismo orden de ideas la imaginación cumple su cometido porque despierta el espíritu y aviva el corazón., en este caso Albert Einstein menciona: “que la imaginación es más importante que el conocimiento”. Por su parte Elizagary reconoce que: “en la imaginación hay instrumentos de conocimiento de sí mismo y del mundo que le rodea”.

Finalmente se que aunque existan otros elementos de la fantasía en la obra, he querido destacar los que a mi juicio son los más importantes.

En conclusión, la fantasía es la que nos abre las puertas del más allá y aún las de acá, puesto que redimensiona la existencia, le da sentido al alma para así llenarnos de más razones de vivir, porque aunque el mundo atraviese por situaciones difíciles nunca podemos dejar de fantasear, nunca debemos dejarnos doblegar, nunca debemos dejar de sentir lo que hemos vivido y aprendido, porque si hay algo en que nos podemos diferenciar de los demás, será por creer en nuestras ilusiones y ganas de trascender que a veces sobrepasan los límites.


Por: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez*
Licenciado en Lengua Castellana
Universidad del Tolima




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