SIN IDENTIDAD

Nuestro país ha perdido su identidad, no se reconoce en la otredad con las demás personas; ha caído en el olvido por los mismos gobernantes, enlodado su imagen, humillado a sus mismos hijos que la han hecho grande, visto crecer las arcas de unos pocos que detentan el poder, jugado con los intereses del pueblo, pisoteado sus derechos,

No se ha preocupado por acabar por completo con los cordones de miseria, no ha hecho una buena distribución de sus riquezas, no reconoce sus virtudes, se cree de menor estirpe que aquellos países que representan a Europa, ha perdido el amor por lo nuestro, confiado mucho en sus gobernantes aquellos mismos que la han traicionado, no ha prestado atención a aquellos ciudadanos que siendo del mismo territorio salieron a otros países a hablar mal de su propia patria.

Colombia sigue postrada en el abandono, se sigue humillando ante las grandes potencias mundiales para recibir de ellas solo migajas a cambio de negociar su soberanía y autonomía, cometiendo los mismos errores del pasado donde se excluyen a unos y se privilegian a otros, acallando a los que aún se atreven a decir la verdad, pisoteando la dignidad de aquellos cuya preferencia sexual es otra, creyendo que el esnobismo es la puerta de entrada hacia el desarrollo y empecinada en hacer uso de modelos y técnicas propios de la industrialización.

Ella sigue comprando las materias primas a otros países cuando nosotros bien podríamos ser productores de ellas, tolerando que otros extranjeros decidan por ella, asumiendo una actitud pasiva, vendiendo sus territorios, sus empresas incluso a quienes en el pasado nos colonizaron, discriminando a su propias razas y etnias, acabando con sus culturas aborígenes, admitiendo que los corruptos despilfarren el poco patrimonio que aún queda, permitiendo que muchos se desplacen e ignorando que nada está pasando.

Además sigue diciéndose que por fin está acabando la guerra cuando el Estado no está haciendo más sino comprar armas y más armas para artillar su pie de fuerza y cuando requiere que se incorporen más ciudadanos del común a sus filas, mintiéndose que aquí no hay crímenes de lesa humanidad, creyendo que la guerra es la solución a todos nuestros problemas.

Además siguen sus pocos instituciones de las muchas que tenía a cargo en el pasado perdiendo credibilidad, destinando algunos de sus recursos económicos a eventos y juegos que valen una millonada cuando el pueblo aún está muriendo de hambre, sosteniendo una política de miseria financiada por el gobierno norteamericano que está malacostumbrando a los que aún pueden trabajar pero que cuando acabe hará recrudecer la violencia.

Y cómo si fuera poco sigue demostrando en los números que nuestro país está dejando de ser violento, criminal, desempleado cuando en realidad no es cierto, porque las proporciones de estos factores son lo más contrarios de lo que uno creería, privilegiando la mediocridad en la educación, aceptando el plagio como una salida para demostrar que en nuestro país se produce conocimiento, simulando ante los críticos, ante los analistas y ante los pensadores que Colombia está saliendo adelante y no reconociendo el esfuerzo de muchos que se empeñan porque nuestra Colombia cambie.

Pese a lo expuesto anteriormente, Colombia no puede seguir hacia un retroceso desmedido, por eso requiere urgentemente que nuestros gobernantes planteen algunas reformas de carácter inclusionistas, que contribuyan con la calidad de vida de todas las poblaciones incluso las marginales, porque últimamente están siendo olvidadas por aquellos padres indiferentes de la patria, quienes no brindan el apoyo suficiente y no proponen alternativas que los ayuden a alcanzar un bienestar, puesto que hace bastante tiempo dejaron de interesales las dificultades y los problemas de estas poblaciones que sufren por el abandono al que los ha sometido el Estado.

Pero ese cambio que tanto necesitamos debe convertirse en el clamor de todos los ciudadanos pobres y humildes, ricos y prepotentes para que se comprometan en un solo Proyecto Nacional a incluir a todos en sus propuestas de trabajo sin dejar de lado a los desprotegidos, abandonados, discriminados y olvidados.

Ante esto debemos de actuar ya para que nuestros hijos y nietos el día de mañana puedan contar con un país y no con una nueva colonización por parte de otro estado, puesto que esto dejaría a las futuras generaciones viviendo en un desierto y sumidas en la desolación y la frustración.


Por: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez*
Licenciado en Lengua Castellana
Universidad del Tolima

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