RUBÉN DARÍO Y LA SACERDOTISA DE AMÓN

La obra literaria: “Rubén Darío y la Sacerdotisa de Amón” del escritor colombiano Germán Espinosa, logra articular de forma magistral el misterio y el crimen, dos focos de gran interés, los cuales se debaten en lo paranormal (fenómenos espontáneos) y en lo pseudocientífico (ciencias ocultas), pues por un lado se dan unas sesiones de espiritismo que intentan develar a través de una médium los misterios de un crimen, y por el otro lado se intenta reconstruir la historia de un asesinato apelando a una capacidad de raciocinio deslumbrante propia del Poeta nicaragüense Rubén Darío.

De esta manera La novela de Germán Espinosa, entraña un mundo oscuro debido a que coloca en evidencia ciertos prejuicios existencialistas para dar paso a la aceptación de la trasmigración de las almas o como algunos han solido llamarle metempsicosis, categoría que se sustenta en la doctrina esotérica donde cobra gran importancia el hecho de que el hombre tiene un alma que es insertada en el cuerpo del nuevo ser en el momento del nacimiento.

Esta creencia es propia de algunas culturas tribales del mundo entre las que se pueden mencionar a África, Europa, Madagascar, Oceanía y América del Sur, la cual no es ajena en la vida de los personajes que conforman la novela del escritor colombiano, pues en el caso de Rubén Darío aunque era católico creía fielmente en ello así como en otras cosas que van a parecer extrañas, una de ellas la reencarnación.

Sin embargo, este personaje nunca va a renunciar a estas creencias porque se sentía atraído por las cuestiones ocultas, a tal punto que no se priva de manifestarlo en sus escritos poéticos, como es el caso del poema “El canto errante”:

“Yo fui un soldado que durmió en el lecho
de Cleopatra la reina.
Su blancura
y su mirada astral y omnipotente”

Además, el autor del libro de la novela señala en la Pág. 13 que el escritor teofísta “aseguraba en su poema haber gozado a la reina egipcia y haber hecho crujir por su brazo la espina dorsal de la bella, en tiempos en que se llamaba Rufo Galo” -éste había sido un soldado romano- aspecto que nos lleva a considerar que el escritor no sólo transmigró sino también reencarnó para ser el que era, como bien se puede leer en la Pág. 17 “un escritor de enormes méritos líricos, el cual había trasladado al español las músicas inmateriales de Paul Verlaine”.

Por su parte Rubén Darío no negaba su condición; antes por el contrario le interesaba tanto éstos temas de las ciencias ocultas que incluso había hecho unas averiguaciones sobre la metempsicosis y a las que se refirió cuando hablaba con el aristócrata André, aspecto que se reconoce en la Pág. 20 cuando asegura que : “cada individuo nacía con la misión de cumplir algo relacionado con aspecto particular del esquema cósmico. Ello no le era practicable en el mero transcurso de una vida, razón por la cual el Creador había ordenado una serie de reencarnaciones, serie que los viejos judíos designaban Gilgulim o Retorno”.


Por: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez
Licenciado en Lengua Castellana
Universidad del Tolima




Pag. 03

No hay comentarios: