LA REIVINDICACION DE ESCRITORES SILENCIADOS: ¿UN PROBLEMA DE DESINTERÉS?

“Es hora de glorificar
A otros hombres y otros hechos”
EDUARDO GÓMEZ

Basado en los documentos “Los estudios de Literatura Regional: ¿Anacronismo o reto?” “Algunos ejes de discusión e indagación sobre la Literatura Regional”, “las historias regionales de la literatura y la actualización del pasado literario” proponemos tratar en líneas posteriores la tesis que desarrollaré.

¿Existe la unidad literaria en nuestra nación? La hipótesis de este trabajo es que la literatura históricamente ha tenido unidad literaria definida, debido a que los centros de poder imparten unas directrices de tipo centralista que de acuerdo con lo que propone el académico Libardo Vargas Celemín “excluyen y marginan de los cánones que ellos imponen las manifestaciones locales porque las hacen parecer extemporáneas en un mundo que pretende la centralización hegemónica de lo económico y también de lo cultural.”

Por lo tanto las visiones surgidas desde la periferia son silenciadas –en la vida de ciertos sectores de la población- “por razones étnicas (como los negros, los indígenas), sexuales (las mujeres y más recientemente las poblaciones gay) y territoriales (las regiones con desarrollos distintos a los de la metrópolis)”. (Monroy, 2005: 3). Todas estas visiones se extienden a la omisión de obras literarias y autores talentosos del panorama literario.

Los centros de poder logran dicha exclusión del panorama literario, porque se valen de ciertos criterios para descalificar en sus valoraciones tanto a obras como autores amparados en el hecho que indica el profesor Leonardo Monroy Zuluaga sobre “la base de una fuerte consideración estética con raíces modernas”, desconociendo así que esas mismas obras pueden tener mayor trascendencia en la historia de la humanidad.

Además la falta de un reconocimiento hacia esas voces omitidas por parte de los centros de poder es producto de que históricamente hemos estado influenciados de la tradición europea.

En ese sentido, muchos siguen aferrados a esa falsa creencia de que sólo las voces europeas son las que pueden llegar a impartir los designios sobre lo que es o no es literatura, imponer los criterios para la valoración de las obras literarias, fijar parámetros sobre los cuales se crean los cánones, determinar la exclusión de ciertos autores y libros en el desarrollo de estudios de crítica literaria y anular a estos de las propuestas de investigación de orden literario.

Ante esto, es mejor seguir prescindiendo de la unidad literaria porque ésta como representa la inclusión de diversas obras y/o procesos literarios en el mapa de la literatura colombiana son sus fragmentos y áreas culturales (región, supraregión, departamento), los que la consolidan en el territorio nacional.

En vista de eso, esperamos que las voces colombianas de esos autores silenciados pesen más en la perspectiva de los estudios críticos literarios, que aquellas que representan los centros de poder para que así de una vez por todas su visión hegemónica de tipo centralista pueda ser desestimada por una de carácter cosmopolita que permita albergar la pluralidad de voces en el actual panorama literario y no la imposición de una sola o de unas cuantas.

Ahora, de ninguna manera podemos negar que esas mismas voces que han sido relegadas, silenciadas, olvidadas, marginadas y desplazadas (Alberto Machado, Eutiquio Leal, Roberto Ruíz, entre otros.), junto con las que sí han reconocido y siguen reconociendo no hayan participado en la vida cultural y literaria a nivel departamental y nacional, cuando todas ellas son las que recorren las huellas literarias de nuestro pasado, de ahí que sean tan dignas de generar memoria como el legado de nuestros ancestros.

Finalmente es preciso recordar que muchas de estas han conseguido en reiteradas ocasiones ser “partícipe constante de discusiones en los medios escritos culturales, en tertulias, talleres, encuentros de escritores como promotores o editores de obras, como docentes o como voces reconocidas en el ámbito artístico” (Monroy, 2005: 4)


Por: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez*
Licenciado en Lengua Castellana
Universidad del Tolima




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