ALGUNASCONSIDERACIONES SOBRE EL PERFORMANCE TEATRAL BUTOH "LAS ABUELAS SIEMPREVIVAS" EN MEMORIAM DE ARMERO


El centro cultural de la Universidad del Tolima sigue descrestando a los estudiantes de las diferentes carreras profesionales con sus diversas actividades culturales que ha tenido a bien en desarrollar para este año y una de ellas se llevó a cabo hace poco, con la presentación de la actriz Tatiana Moreno Arcinegas.


Tatiana ejecutó un ejercicio performativo que había sido previamente definido una vez que ella concibió una nueva obra dramatúrgica bellísimo titulada Butoh “Las abuelas siemprevivas” en memoriam de Armero, la cual surge como asegura la misma actriz “como una necesidad espiritual de recordar mi territorio, la memoria escrita en mi cuerpo, la memoria que reposa en las historias contadas por mi abuela y mi madre, la casa donde nací y ya no está, los muertos, sus sueños, añoranzas que quedaron descritos en cada pedazo de ruina.”, con el cual dejó entrever sus capacidades histriónicas y nos demostró una vez más su gran talento en las tablas.


Esta obra, no sólo representa el sino de una tragedia sino el de un país que vivió y sufrió junto a los suyos la pérdida de muchas vidas humanas, por eso ellos los que se fueron de este territorio hoy están habitando de alguna manera no sólo en la actriz Tatiana Arciniegas sino en todos nosotros los que vivimos ese dolor inmenso que nos causó la avalancha de Armero.


Por eso la actriz recorre una y otra vez los pasos de aquellos que hoy no están con nosotros para encarnar en un solo cuerpo la vida de muchas personas, virtud que se hace evidente cuando la actriz realiza una trasposición entre lo distante y lo cercano para hacer de su presencia una ausencia, lo cual se funde en un lenguaje corporal - lo que decimos con las manos, los brazos, las piernas, los ojos, la mirada, las posiciones de la cabeza, los gestos, entre otros- para hacer de su actuación única e irrepetible.


Pero la actriz no se queda ahí sino va más lejos, porque trasgrede su propio espacio en el que se encuentra mientras ejecuta cada uno de sus movimientos, que la arrojan a andar y desandar por los círculos de la vida y de la muerte, para encontrar en el reposo de una silla mecedora o de una hamaca el alivio y la tranquilidad que perdió mientras que el peso de los años cubrían todo su cuerpo.


Esa es quizás la única manera en la que se puede reencontrar consigo misma y con los suyos bajo ese pasado que se esfumó cuando la flor de la vida hirió para siempre su belleza, por eso acude al silencio para gritarnos desde sus entrañas que en ella hay todavía un profundo dolor ocasionado por los que perdió, por los que nunca lograron recuperarse de sus heridas y aún viven mutilados, y por los que lograron sobrevivir pero que nunca volvieron a ser los mismos que fueron antes de que los sorprendiera la avalancha de Armero.


Por: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez*

Licenciado en Lengua Castellana

Universidad del Tolima

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